Aprovecha los huecos Universitarios
De las universidades no sólo se gradúan administradores, ingenieros, contadores, médicos o comunicadores, también egresan especialistas en "huecos".
Es que a veces estos espacios entre clases son tantos y tan largos que a los estudiantes les toca ingeniárselas para no caer en la aburrición y el desespero.
Pero para muchos si no fuera por estas "trabas" en el horario no podrían entregar a tiempo sus trabajos, se rajarían en los parciales y ni hablar de la lectura de documentos.
Mariana Blandón, de Música, los aprovecha para practicar la flauta y "hablar caspa". Para Heidi Acosta, de Periodismo, también en la U hay huecos buenos y malucos. Entre los que le gustan está el de los jueves que tiene de 10 de la mañana a 6 de la tarde pues puede trabajar en una de las burbujas del Alma Mater.
Los que sí le parecen "súper hartos" son los de dos horas pues no le alcanza el tiempo para laborar ni adelantar algo.
El rebusque es otra de las salidas que tienen los especialistas en esta materia.
Estos espacios, por ejemplo, han hecho prosperar la sociedad de Guiomar Londoño y otros dos compañeros de su universidad, pues se reúnen en la cafetería de Arte y se turnan cuando no tienen clase para vender cigarrillos, chicles, minutos de celular y confites.
Además, charlan, juegan cartas, o duermen, claro si están al principio del semestre porque de lo contrario se dedican exclusivamente a estudiar.
"Los huecos son bacanos porque son parte de la vida universitaria", afirma Guiomar.
A Viviana González, que cursa Negocios Internacionales, también le "encantan". Han sido su salvación para adelantar los trabajos y repasar porque estudia y labora al mismo tiempo.
Otros sí se declaran casi que enemigos de los huecos, como Billy Betancur, estudiante de Publicidad, que confiesa que así sean dos horas se va para su casa aunque viva en Itagüí.
Es que a veces estos espacios entre clases son tantos y tan largos que a los estudiantes les toca ingeniárselas para no caer en la aburrición y el desespero.
Pero para muchos si no fuera por estas "trabas" en el horario no podrían entregar a tiempo sus trabajos, se rajarían en los parciales y ni hablar de la lectura de documentos.
Mariana Blandón, de Música, los aprovecha para practicar la flauta y "hablar caspa". Para Heidi Acosta, de Periodismo, también en la U hay huecos buenos y malucos. Entre los que le gustan está el de los jueves que tiene de 10 de la mañana a 6 de la tarde pues puede trabajar en una de las burbujas del Alma Mater.
Los que sí le parecen "súper hartos" son los de dos horas pues no le alcanza el tiempo para laborar ni adelantar algo.
El rebusque es otra de las salidas que tienen los especialistas en esta materia.
Estos espacios, por ejemplo, han hecho prosperar la sociedad de Guiomar Londoño y otros dos compañeros de su universidad, pues se reúnen en la cafetería de Arte y se turnan cuando no tienen clase para vender cigarrillos, chicles, minutos de celular y confites.
Además, charlan, juegan cartas, o duermen, claro si están al principio del semestre porque de lo contrario se dedican exclusivamente a estudiar.
"Los huecos son bacanos porque son parte de la vida universitaria", afirma Guiomar.
A Viviana González, que cursa Negocios Internacionales, también le "encantan". Han sido su salvación para adelantar los trabajos y repasar porque estudia y labora al mismo tiempo.
Otros sí se declaran casi que enemigos de los huecos, como Billy Betancur, estudiante de Publicidad, que confiesa que así sean dos horas se va para su casa aunque viva en Itagüí.
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